Rompiendo el silencio

Hola –por fin. ¡Cuantísimo tiempo!

No quería terminar el año sin pasar antes por Petit Comité.

Por “suerte” todo este silencio absoluto tiene una buena explicación. El trabajo duro junto a vuestra confianza ha venido acompañado de más y más trabajo y de crecimiento, lo cual ha dejado poco –o ningún– margen de tiempo para parar y contaros todo lo que se va cociendo en Angela Galiano. Son muchas noches acostándome cuando ya muchos estáis en el quinto sueño. Muchas las mañanas levantándome antes que Alba y muchos los mediodías sin esa ansiada parada para comer y así no perder la luz del día en las sesiones de fotos. Numerosos también los fines de semana en modo lunes.

Al mismo tiempo, voy viendo crecer las semillas del trabajo que se hace con dedicación y constancia. Cada vez sois más los que confiáis en Angela Galiano para el diseño de una joya única y desde España hasta Australia, Estados Unidos e Inglaterra vuelan las cajas de Angela Galiano. Cada vez son más las revistas que nombran a Angela Galiano en sus artículos y reconocen el trabajo y el valor de una artesanía que, tristemente, se va perdiendo con el tiempo a favor de producciones en masa y de calidades mediocres cuyos precios pueden parecer competitivos en términos absolutos pero que, en realidad, son caras relativamente a la calidad de ofrecen. No puedo evitar indignarme y entristecerme un poco cuando saco este tema, pero como hoy he venido a desearos feliz Navidad y a agradeceros a todos vuestra confianza durante este raro 2021, voy a dejar ese tema de lado y a seguir alimentando mi espíritu navideño. De hecho, lo voy a hacer literalmente con uno –o dos– Ferrero Rocher mientras sigo escribiendo.

Para 2022 hay muchos proyectos sobre la mesa que me gustaría poder contaros hoy. Pero todo a su tiempo. Lo que sí se es que las historias detrás de muchas joyas personalizadas seguirán llegando a Petit Comité regularmente. Este parón solo ha sido el reajuste de tareas en un bonito proceso de expansión y de retos. El mundo necesita historias como las que compartimos en Petit Comité. Historias con buen fondo y maravillosas intenciones. Historias que perdurarán en el tiempo escritas aquí y físicamente a través de joyas eternas que pasarán de generación en generación y que contarán lo que hoy nos contamos aquí.

Como avance, quiero deciros que comenzaré 2022 contando la historia de un anillo realizado este año y que ha tenido una recibida espectacular del público, de la prensa y de nuevos clientes que han venido pidiendo específicamente el mismo diseño. Se trata del anillo Esmeralda Prohibida. Además de la historia y la inspiración que hay detrás de esta majestuosa pieza, os enseñaré los primeros bocetos a lápiz y los primeros bocetos renderizados (a ordenador) junto a las imágenes del proceso de fabricación.

Espero que en vuestros propósitos para el nuevo año también esté el propósito de compartir más. Pero no me refiero a compartir superfluas historias de Instagram y conformarse con esa interacción social. Me refiero a compartir historias, pensamientos e ideas y no tener miedo a profundizar en temas que os hagan pensar y os saquen de vuestra zona de confort. Historias que estimulen perspectivas distintas que no se habían valorado antes. Compartir para crecer. Salir del circulo donde se comparte normalmente para dar y recibir en otros. Cultivarnos entre todos. Curarnos unos a otros. En mi opinión estamos derivando –si es que no lo hemos hecho ya del todo– a un mundo muy superficial por fuera y por dentro de nosotros mismos y, a pesar de no dejar de compartir nuestras vidas por redes sociales, si lo pensáis bien apenas se comparte nada que sea realmente trascendental y aporte a nuestro pensamiento y espiritualidad. Dejar de compartir para compartir de otra forma, para curar egos y la constante necesidad de aprobación.

Os deseo un feliz día de Navidad y un próspero 2022 lleno de salud, sobre todo de la más importante de todas: salud mental.

De verdad, gracias.

A

“Una buena conciencia es una continua Navidad” Benjamin Frankling